Miro el reloj, su barriga emitia sonidos hambristicos; toda la clase esperaba lo mismo que el, orquestados en un sonido famelico, aguardaban que el tutor diera la orden de salida.
- Nos vemos el lunes alumnos - dijo con voz ronca.
Todos nos levantamos despacio, presurosos en una caminata con respeto hacia el tutor, en el patio nadie corria, la hipocrita solemnidad se veria rota fuera de las puertas del colegio.
Afuera estaban todos gritando, saltando, con monedas entre los puños, y delante de esa niñez grupal estaban los que los alimentaban de chucherias antes de llegar a sus casas.
Pocho corrio con su moneda en la mano, esperaba ganar la adivinanza del vendedor y poder comer dos veces pagando solamente una, habia practicado toda la noche, habia visto los periodicos pasados que encontraba, habia hablado con todos los vecinos del edificio, hecho a base de quincha, se encontraba listo para el reto, el vendedor no le ganaria. Los demas alumnos se aglomeraban frente al vendedor de tiburon, el se hizo un espacio empujando con los codos, sorteando las cabezas afiladas, los morrales, las cartucheras, las miradas hambrientas y los kepis.
- Un pan con tiburon- grito con la voz entrecortada de nervios - con adivinanza - termino de decir.
Todos voltearon y se hicieron a un lado, observando el reto, queriendo saber que pasaria, los murmullos se acrecentaron, el sonido del desafio retumbo en el oido el grupo escolar.
- Nos vemos el lunes alumnos - dijo con voz ronca.
Todos nos levantamos despacio, presurosos en una caminata con respeto hacia el tutor, en el patio nadie corria, la hipocrita solemnidad se veria rota fuera de las puertas del colegio.
Afuera estaban todos gritando, saltando, con monedas entre los puños, y delante de esa niñez grupal estaban los que los alimentaban de chucherias antes de llegar a sus casas.
Pocho corrio con su moneda en la mano, esperaba ganar la adivinanza del vendedor y poder comer dos veces pagando solamente una, habia practicado toda la noche, habia visto los periodicos pasados que encontraba, habia hablado con todos los vecinos del edificio, hecho a base de quincha, se encontraba listo para el reto, el vendedor no le ganaria. Los demas alumnos se aglomeraban frente al vendedor de tiburon, el se hizo un espacio empujando con los codos, sorteando las cabezas afiladas, los morrales, las cartucheras, las miradas hambrientas y los kepis.
- Un pan con tiburon- grito con la voz entrecortada de nervios - con adivinanza - termino de decir.
Todos voltearon y se hicieron a un lado, observando el reto, queriendo saber que pasaria, los murmullos se acrecentaron, el sonido del desafio retumbo en el oido el grupo escolar.
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