viernes, septiembre 11, 2020

Cuento del río y la piedra (Parte I)

El rio de agua empieza en una montaña, una montaña alta y negra; montaña con cabeza blanca y base amplia. El rio nacio de la conjunción de esa montaña y de una nube lacia, una nube que encontro felicidad al dar lo mejor de si para que el rio fuese grande entre los demas ríos. 
Desde su base en la montaña se fue formando ese río, con sus curvas, con sus detalles, un rio hondo y profundo, lleno de heridas tambien hondas y profundas. El agua lo completaba, un rio sin agua, es solo un cauce. Un cauce sin mas vacio que el de su propio interior. 

- Ser yo mismo es lo mejor - penso el rio. Rugió con fuerza sobre los arboles, sobre la vida, sobre los demas.

Nada detiene a un rio caudaloso penso. Nadie puede detenerme deducio el río. 

Un día al borde de ese gran río y entre muchas otras, una piedra resaltó. No era una piedra extraordinaria, no era una piedra maravillosa pero brillaba. Y el rio en su caudal enorme y portentoso se fijo en ella. 
Sus aguas se agitaron, su temple se descompuso y todo su orgullo se diluyo entre su propia materia liquida. 

- Es solo una piedra - penso el rio.

- Es solo un rio - penso la piedra.

Su mundo nunca fue igual, el rio hizo denodados esfuerzos por cambiar su cauce natural y poder acercarse a la piedra. Elevo su caudal, motivo su bravio ser a encogerse como un riachuelo y no lo consigio. Era inútil, no podia juntar su camino con el de esa piedra afilada, esa piedra afilada y hermosa, que parecia una mas del montón, pero que él la sentia cercana, la miraba tierna y incolume, precisa, fragil como los nidos en los arboles, exacta como el amanecer caliente que tantos años habia visto nacer entre sus aguas.
Y asi transcurrieron dias, meses, años.
Y asi nomas pasaron 150 años.
Un dia, un gato doméstico paseaba en ese bosque tan lejano. A tropezones el gato trepo por las piedras, hasta llegar a la piedra de este relato, y con su naturaleza felina y agil gracia logro moverla lo suficiente para que el rio con el agua chispeante de su cauce bravo la pueda tocar, sus caminos se habian cruzado y nunca volverian a ser los mismos.

- quiero tocarla - pensaba el rio en voz alta.

- quiero que me toque - pensaba la piedra tambien en voz alta.

Y asi pasaron los dias y con estos dias, la fuerza de la naturaleza se encargó de lo demas; sus caminos estaban cruzados, sus vidas unidas. 
La piedra hermosa se acurrucaba dentro de las curvas del portentoso rio, el rio cambio su cauce, se redefinió, no se sentía él pero se conmovía cada vez que a la luz de la luna besaba a la piedra, se sentía impotente cada vez que la silueta de la piedra hacia mella en su corazón de río caudaloso y poderoso. Los dias pasaron... no todo siempre fue fácil. 
El río tenia costumbres, manías aprendidas con el pasar de los años, hubieron momentos maravillosos, asi como también momentos para el olvido, hubieron momentos llenos de odio e instantes en que todo parecía poco; y juntos piedra y rio vivieron un laberinto de emociones, dos seres inertes se encontraron un día en un bosque lejano y gracias a un gato doméstico caminaron juntos através de un vaivén de sentimientos, se conocieron y se reconocieron el uno en el otro, la sonrisa perfecta que la piedra dibuja en las oscuridad del claroscuro era sinónimo de perfección, la sobriedad del río cuando sus aguas parecían decir te quiero llenaban el alma de la piedra. 

Entre los dos nacio una vida. 
Entre los 2 se perdio una vida.